Has pasado centurias, más bien milenios, de humillaciones... siempre dependiendo del albedrío de los hombres para sobrevivir.
Y no se las hicieron fáciles, obviamente. Hasta se permitían tener amantes en el hogar. Y si no te gustaba: puedes irte.
Abandonar el hogar te remitía aún a un mal mayor. A trabajos de horas interminables, y con hijos a cuestas.
Pero nada justifica que odies, querida mujer. Si de veras eres libre, lo eres para poder amar.
Marco conceptual:
Si de veras eres libre, lo eres para poder amar.
 
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