sábado, 1 de junio de 2013

"Confiesan los Hombres"

Mucha gente no se confiesa aludiendo al hecho de que los sacerdotes son hombres. Tampoco ayudan los hechos de corrupción, que aunque no lleguen al 1%, son resonantes, y eso hace que la gente termine sacando aún más falsas conclusiones.

Es cierto que el sacerdote es un hombre, pero pone su hombría al servicio de la divinidad. En ese servicio hay un fenómeno llamado "epíclesis", por el cuál el mismo Dios atraviesa al hombre para llegar al Sacramento. A la hostia, en el momento de la consagración; a la persona que confiesa sus pecados con propósito de enmienda...

Es un instante infinitesimal, que atraviesa no sólo al sacerdote sino a la multiplicidad de pecados que tú puedas tener, volviéndote a un estado de amistad con Dios.

¡A avivarse!, que cuando Jesús dice que volverá como ladrón en la noche, se refiere a la brevedad de la vida, y a su vez a la gravedad de fallecer sin su amistad.

Por las dudas: confiésate, que dicho sea de paso te ayudará a vivir mejor si eso no pasa, y tienes aún la -gracia- de vivir más o menos dignamente un día más.

¿Qué hay que confesar? Bueno, lo digo, como por las dudas: todo daño hecho a ti mismo y a los demás, básicamente con pasiones esclavizantes y desamor.

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