En ese momento, casi infinitesimal, en que el sacerdote dice:
...es Jesús quién lo dice.
Patalearás; dirás de todo para no confesarte. Una parte de tí dirá: "quién es quién para confesarme... yo no hice nada... nadie me debe ningún perdón"; lo sé.
Es nuestra soberbia interna, pataleando. Nuestro renegar de nuestros errores. Del mal hecho/ compartido. Del que no perdonamos. El que no supimos nosotros perdonar, y en cambio multiplicamos, y nos sentimos hoy "con derecho" aún.

No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.